miércoles, 8 de febrero de 2012

Puyol el grande.

La melena primitiva es más recordada que algún gesto técnico memorable, cuando la cinta de capitán le queda mejor que a cualquier otro y lo enmarca en la historia culé como el más ganador llevando dicho brazalete. Aún esta fresco aquel recuerdo lejano del años 2006, en el que ante la mirada de las cámaras de la UCL Magazine, un diminuto francés, con demasiada pólvora y electricidad en los pies, exclamaba lleno de orgullo que el 5 blaugrana era el alma de aquel vestuario; ya Ludovic Giuly no esta en el Barcelona, pero el sentir popular es el mismo.

                
Que periodistas varios se engañen hablando de “lideres”, cuando nunca pisaron un terreno de fútbol. Que si el Barça de Ronaldinho o el de Lio Messi; modelos aparte del juego, en aquellos días donde Eto’o reñía con Dinho, ese líder perpetuo fue el intermediario para sanar la relación, al igual que cuando el camerunés abandonó el estadio del Zaragoza, o en épocas más recientes esa Champion que le dejó levantar al querido Abidal…
                
Es el ejemplo moderno de lo que significa un líder dentro y fuera del campo, lleno de actuaciones prolijas y protagonista de epopeyas futboleras, su cabeza junto a esa garra fusionada con buen fútbol, hacen de él un arquetipo del central ideal…
                
Y es que “no pasará a la historia por su técnica sino por su corazón”, recuerdo haber leído en ese instante en que uno de mis dedos patinaba hipnotizado por una nota de Martí Perarnau, como recordando la oscuridad popular que sueña retirarlo desde hace años, pero él, sigue jugando, curiosamente ahora también como en sus primeros días de Grande: por la banda derecha.
                
Porque así evolucionó Puyol, de delantero a medio, de medio a lateral, de lateral a central, de central a tapar los huecos de las necesidades de Rijkaard y de eso a leyenda viva del mejor equipo de todos los tiempos, siendo el único epicentro entre las glorias que iniciaron en la 2004/05, ya con él como primer capitán, y las glorias que hoy siguen sumándose. Con Xavi y Messi lesionados en el tramo final del 2006, Iniesta recién iniciando y Valdez en plano de ser muy criticado, la madurez de la figura de Carles es el único hilo común de rendimiento alto entre todas las historias modernas del Camp Nou, completando la narración con el éxito de la Roja.
                
Duro y jamás criticado, querido por propios sin ser odiado por extraños, de pocas lesiones, solo en tramos presentes las mismas le dieron acoso. Su constancia lo llevó a aprender el idioma Barcelona, a hablarlo y adaptarse a todos los cambios, su corazón lo lleva a destacar en todo momento, hasta hoy, siendo punto lucido en cualquier momento de oscuridad. Las portadas se le resisten, los que entienden de procesos humanos siempre dicen que le queda poco. En el club, saben que le queda cuanto tiempo él quiera ya que si Messi es extraterrestre, Xavi un paradigma e Iniesta un genio, Carles Puyol es la evolución reciente del ser humano. Que nadie hable del Barcelona de Ronaldinho, de aquel Deco o los goles de Eto’o; que nadie subraye las ideas de Frank, o la filosofía de Pep. ¡Insultos a quien ose decir “El Barça de Messi”!, es que del 2004 para acá, el mito culé ha tenido por dueño a la leyenda de Puyol el Grande.

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