Pero
es que todo estaba claro desde el inicio del lenguaje, después de todo la
palabra idiota se refiere a alguien que tuvo una gran idea, ¿o no?...
Es
una maldición casi inherente al fútbol pretender dar sentido a cosas
inexplicables en la vida, la sociedad al fin y al cabo se ha movido de esa
manera, dejando de lado sentires y emociones y queriendo buscar lógica a la
divinidad.
Cristóbal
Guerra, el gran escritor y periodista comenta que: “a estas alturas el fútbol
más que interesarme por un 4-4-2 me interesa como medio de expresión de la
gente” y si hacemos un paralelismo con la religión, en donde la palabra
fanático (Esas odiosas 8 letras que guardan poco uso de la materia gris y que
desconoce de normas, vida y alegría) es casi una etiqueta obligada, nos hayamos
con la similitud de miles de personas que siguen, como borregos, leyes nunca
escritas, creencias no palpadas y peor aún, el deseo sublime de descubrir el
cuerpo de Cristo en una botella de fe mientras beben la ansiedad de ver un
milagro.
Entonces
muchos entienden de algunos conceptos y opinan con la supuesta propiedad que le
da la visión empírica de ver fútbol a lo largo de su vida, sin siquiera sacar
el polvo de un libro que explique, ponga en duda, o exponga, alguna idea lejana
a la mente del espectador o periodista que vive en el ego de un: “todo lo sé”,
como si realmente los seres humanos supiéramos algo…
Es
rutina jugar el genio que descubre verdades tras la simpleza de un 2-0; 3-0;
1-0; 0-0; etc. Es que tal como alguien escribió en Twitter tras la final
olímpica: “La misma historia de siempre, unos jugones pierden, y de repente
todos están sobrevalorados”.
Así
es, siguiendo con el ejemplo del justo oro colgado en el cuello del Tri, muy
pocos lanzaron dardos sobre la pobre actuación colectiva de Brasil o emitieron
aplausos para el buen trabajo colectivo de México, o siquiera se dignan a darle
la orden a sus neuronas de que traten de explicar lo acontecido, que va… es
mucho más fácil decir que: “Neymar está sobrevalorado, no llegará a nada”,
“Esté Brasil es malo, son mediocres”, “Mercelo es un capricho, no tiene nivel
de selección”, “Los técnicos son caprichosos”, y otros lugares comunes que
duran sólo los 90minutos luego de una mal resultado.
Lo
mismo sucede cuando un contexto bien aprovechado logra superar la superioridad
rival. Se han hecho cultos de la victoria del Inter de Mourinho sobre el
Barcelona, o sobre el Chelsea campeón de la Champion, o se dijo, tras la
derrota frente a Suiza, que la España del Mundial era sólo una ilusión pues
tocaban mucho y no ganaban; así de fácil se emiten juicios frente a una TV, así
de fácil se busca tener el contacto divino con Dios, para sentirse un elegido,
un erudito, un descubridor del fútbol. Así es esté medio, así de exitista es la
sociedad y probablemente, por muchos años, en esa locura vivirá, en esa locura
de elevar a cualquier idiota a la categoría de erudito.
Para leer: Más lentos que sus neuronas
No hay comentarios:
Publicar un comentario