martes, 24 de enero de 2012

Mourinho y Cristiano Vs Mou y Cr7:

De la oscuridad a la luz, de ver su reflejo en aquel espejo de palabras y teñir en el mismo una sonrisa que se enmarca mientras pequeñas estrellas suman en el cielo sus figuras, para perderse en el silencio del olvido o en el dibujo sobre arena en esas cajitas de cristal, que venden a la prensa y a la afición, pero que con un leve viento se esparce. Los otros dos sudan o estudian, destacan, aprenden e incluso ganan; entonces las cuerdas rojas y azules de un ring de boxeo, los obliga a pelear en dueto, lastima que con asiduidad ganan Mou y Cr7, los productos de marketing.

                
La Figura se come al entrenador y los flashes ciegan el jugador; dos cracks en sus roles, cuyo único enemigo es ese que admiran al levantar un espejo.
                
Desde afuera, resaltan historias de grandes personas, el ego se esconde pero sigue vivo, y como de costumbre el más herido es quien lo padece, más aun si se vive en una profesión con estándares tan cochinos o asquerosos como los del fútbol.
                
Con prensa y afición que acostumbra vivir las fantasías de sus sueños a través del juego vocal sobre otros seres humanos llamados futbolistas y entrenadores, se divierten repartiendo etiquetas de éxito o fracaso como si de jueces de vida se trataran. El ego y la vanidad se creen lo de “eres el mejor” y salen con los pómulos rotos ante una ley de vida, esa que escribe sobre el agua más fría, que TODO CAMBIA.
                
Insisto, en una época de tanto brillo publicitario, personajes como Mou y Cr7, aprendieron a dominar al fútbol desde salones de prensa y ahora Critiano Ronaldo, ese gran Pichichi y José Mourinho, un genial entrenador, sienten a la lejanía como sus propios monstros crecen a la vez que se carcomen todos sus logros anteriores. Cr7 y Mou, amagan venir para quedarse.
                
A la mayoría de jugadores los insultan, a Cr7 le gritan “Messi”, como si solo ese nombre lo volviese menos “guapo y rico”, pero es así, la vanidad poca lógica tiene y la peor competencia es la que más DESEAS o NECESITAS ganar, total, la vida sigue.
                
Una carrera desenfrenada por ser algo tan subjetivo como “el mejor”, te deja en la locura de propagar las polillas de soberbia interna, esas que en cualquier trasfondo de la psique suelen dar con sensaciones ocultas inherentes a una profunda tristeza.
                
Mañana la vanidad entrará en pánico ante una humildad colectiva, que poco entiende de APEGO, DESEOS o AVERSIÓN, teniendo como principal creencia el “SÍ SE PUEDE” junto al disfrute y convencimiento de sí mismos.
                
Ojala mañana asistamos a un funeral, en el que sin importar el marcador, salgan con cruz blanca sobre áspera urna, Cr7 y Mou, mientras en la sima de aquella montaña de avance personal, claven sus banderas de éxito Cristiano Ronaldo y José Mourinho.

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