“La
Eurocopa es un Mundial sin pobres” es el lugar común, más común del fútbol
europeo y de los medios victimistas latinoamericanos. Es cierto, en Europa hay
más sanidad económica, y también, sus naciones menos “potentes”, suelen dar
gala de sus pingües defectos para tratar el balón; así que sí, la Eurocopa es
un Mundial sin pobres de dinero, pero con algunos pobres de juego.
De
esas cosas se olvidaron España e Italia, para redondear un partido que derrumbó
latidos en ambas naciones y llenó la barriga de los más hambrientos, pues hasta
la Azzurra, por la que pocos “apostarían” que jugaría de la forma en que lo
hizo, dio un juego un poco en contra a las raíces históricas de su casaca, de
la mano de un pintor llamado: Andrea Pirlo.
Del
otro lado, olía a sorpresa para algunos el tema de Cesc como falso 9, y vamos
que ni él lo esperaba: “el primer sorprendido he sido yo” dijo en el post
partido.
¿Pero
qué se puede esperar de un tipo que esconde su sapiencia tras un frondoso
bigote?, pocos lo entienden hasta después de dar en clavo con alineaciones que
algunos sienten como locura; es que Del Bosque es un semblante tierno para la
prensa, pues no es el “arrogante-provocador” Mourinho, ni el “filosofo” Pep;
es, sólo, un tipo tranquilo.
Y
desde esa calma entendió que si su equipo estaba fallando, era por un chirrido
que salía de las piernas sudadas de Xavi y compañía, por lo cual, ante el mar
de lluvias en prensa y Twitter que pedían un “9 de verdad”, prefirió corregir
el orden, ocupar espacios y luego estirar el campo con la entrada de un
extremo.
Pero
al final del día, el falso 9, fue útil, porque ahora los niños han crecido.
Fabregas ya no es ese infante que soñó con ser futbolista, ni ese adolecente
que se fue a Inglaterra cuando estaba por graduarse en la escuela del idioma
Barcelona. No es tampoco el Fabregas que se ganó la capitanía del Arsenal y que
decidió retornar a su hogar de formación, pero eso sí, llegando cambiado. Llegó
con tatuajes que lo hicieron un hombre todo terreno; así, mientras sigue reaprendiendo
el idioma culé (Su desuso lo hizo olvidarlo un poco) alcanza la cúspide de sus
virtudes para empezar a sonar en esta Euro.
El
equipo creció y crece (Pero debe ajustar); pregúntenle a Iniesta, el chico
bueno que nunca se dejó tatuar; que sigue siendo un pequeño Gasparin, pues no
le gusta broncearse con los flashes de las cámaras. Andrés, sigue sin llenar
tantas portadas, pero contra Italia, ante el chirrido en la maquina española,
decidió sacar el aceite y repartirlo mediante pases y corridas, para que dé
apoco, fueran reencontrando el estilo. Don Andrés o el “Messi de las sombras”
como lo define el analista español Marti Perarnau, es quizás el mejor jugador,
humano, del mundo (Messi es extraterrestre), sino, consulten al D.t, Juanma
Lillo: “Me ilumina la sonrisa saber que mi familia y mi gente se encuentra
bien… Todo eso y ver a Iniesta jugar.”
Al
final, el ¿pobre? fútbol Europeo, dejó un PARTIDAZO, que abre los ojos a
aquellos que pretendían cerrarle las quinales al campeón defensor, a su vez que
con un más que justo 1-1, Prandelli le pone la correa a Balotelli, para que
Buffon y compañía, puedan apostar, con toda certeza, a por ellos mismos.
Para leer: No es el Madrid, no es el Milan...
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