El
vino Blanco sabe mejor con una sonrisa lejana a los colores del ocaso, el rojo
y el azul; se disfruta más en la boca de varios meses de pugna con sabor Merengue.
El vino Blanco, sabe mejor cuando se disfruta en España y sobretodo, en la agonía
de avanzar, aún teniendo en frente a la mejor versión nunca antes vista de un
equipo de fútbol, con el agregado además de que dicho equipo se calce en la
figura del eterno rival y en la voz de la cordura, seguro algo que dista de vez
en cuando en la era Mou sobre ese barco, que cada año sale más repuesto de los
oleajes azulgranas.
Portugal,
Inglaterra e Italia, son el pasado de las huellas ganadoras de uno de los
entrenadores, desde ya, más emblemáticos de la historia del fútbol. Su método
se ha hecho gloria en el silencio de muy pocos que lo estudian, en relación a
aquellos que solo admiran su nombre y sus medallas, o que sólo disfrutan (Para
bien o para mal) de su mal aliento en palabras, aquel que suele ensuciar el
muro de enseñanzas que deja José Mourinho como Dt.
El
éxito personal es una marca insigne de la carrera del portugués, luciendo el
cartel del alumno avanzado de la periodización táctica, esa que deberían
entender varios entrenadores y formadores a lo largo del globo terráqueo, un método
que agrupa el entreno como un todo y que cachetea a esas tabletas de piedra
prehistórica que rezan la supuesta gran importancia de trabajar el físico de
forma aislada y con mayor énfasis en relación a las demás facetas del juego.
La
periodización táctica, le ha dado a Mou frutos por donde ha pasado, hallando
quizás la mayor traba de su carrera ya al mando del Madrid y con Pep Guardiola
en la acera de enfrente y hablar de ambos es un tema de filosofía, de fútbol y
vida, que la prensa llegó a convertir en novela, rozando blasfemias alabadoras
de la ignorancia para con el público.
La
realidad es que ambos D.t’s entrenan de modo muy similar, al margen de que lo
que planteen en el terreno de juego, a veces, pueda distar en demasía.
Mourinho, desde el día que arrancó a dirigir, pareció trazarse en su correcta
planificación de vida, cuantiosos éxitos, victorias y triunfos, los cuales puede
que ya haya conseguido en gran medida. Un gran planificador, tanto en vida como
en fútbol y bien lo supo dejar claro al afirmar que se retiraría a los 70 años.
Pep
y Mou, igualmente dejan una enseñanza similar, el catalán con su: “En la vida
hay más que fútbol” y el portugués, con: “Cuando deje de entrenar dejaré de ser
parte de la gran familia del fútbol”, ambos sintiendo las cálidas profundidades
de la vida.
Es
cierto que Guardiola se ha vestido como el último gran revolucionario, sumando la
versión mejorada de modelos e idea anteriores; se enriqueció él, sus jugadores,
su club (Futuros Dt’s y canteranos) y el fútbol, mientras que Mourinho suele
enriquecerse solo él y el grupo de futbolistas que le toque dirigir, ya que
vive bajo la premisa de “adaptarse para ganar”.
El
titulo del Real Madrid fue tenido también, por algunos sectores de la prensa,
como el título personal de Mou, aquel que nunca fue jugador de élite, pero que cuentan,
que siempre jugó y entendió el juego; así se formó uno de los grandes
personajes, en todas las temáticas, de nuestro siglo. Grande e inteligente como
pocos, gusta el entrenador y provoca vomito el arrogante que de vez en cuando
hace énfasis en hablar de todo menos de fútbol. Agradan su enseñanzas, repudio
el daño que hace a nuestros oídos la voz de su ego, desconocedora de límites y
caballerosidad, como olvidándole a su lado más listo, que al final del día,
todos los trofeos se llenan de polvo. Miles de autores le siguen labrando horas
de estudio y en él, hay material para aprender a lo largo de muchos años. Un
personaje de triunfo personal, solo poseedor de un gran punto débil, su boca y
dicen que el pez muere por allí.
Para leer: La fábrica.
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